El óptimo desarrollo del equilibrio es la base para que pueda haber una buena coordinación corporal, que podrá ser observada en cómo se mueve el niño, las aptitudes para los deportes y para la actividad física.
El control del cuerpo y de los sentidos (visual y auditivo) será fundamental para que el niño pueda mantener una atención sostenida, siendo clave para el desarrollo del resto de las capacidades de aprendizaje.
Déficit de Coordinación y Equilibrio
El equilibrio es una de las habilidades más importantes del ser humano. Se regula a través del sistema vestibular que se encuentra en el oído interno y comienza a desarrollarse ya en el feto dentro del vientre materno.
En el bebé tendremos que evaluar cualquier posible restricción de movilidad a nivel cervical o de la esfera craneal que puedan interferir en el desarrollo de este sistema. La terapia manual y pautas de actuación a las familias además de ejercicios de estimulación serán de gran ayuda para mejorar esta situación.
El buen desarrollo del equilibrio será importante en el niño para el desarrollo de un buen control corporal, de una movilidad óptima, de movimientos fluidos, de un buen sentido de ubicación espacial y de direccionalidad,…
El equilibrio es la base sobre la que se construyen otras habilidades más complejas como la coordinación (coordinación corporal, la coordinación ojo-mano, la coordinación mano-mano, la coordinación ojo-pie,…).
Podremos valorar restricciones músculo-esqueléticas, interferencias en el desarrollo vestibular, o disfunciones del sistema visual que puedan impedir o entorpecer la adquisición de las habilidades de coordinación, que serán importantes para el desarrollo de la marcha, la carrera y otras habilidades motrices, para la práctica de deportes, para el desarrollo de la atención, etc.
En DNIÑOS a través de la terapia manual y de programas de ejercicios podemos ayudar a mejorar tanto el equilibrio como la coordinación de los bebés y niños.
Problemas de Atención
En DNIÑOS podemos ayudar tanto en las dificultades de atención como en los problemas de aprendizaje.
Para poder centrar la atención en una tarea concreta es necesario que los receptores sensoriales del cuerpo específicos para esa tarea estén activos y que el resto de receptores sensoriales estén inhibidos (“apagados”). Por tanto, en el niño deben de ser bien integrados todos los receptores sensoriales para que se pueda hacer un buen uso de ellos en su conjunto o de forma aislada. Tanto los receptores visuales, como los auditivos y como los cinestésicos o de movimiento deben funcionar de forma óptima para que el niño pueda fijar y mantener la atención en las diferentes tareas que realiza a lo largo del día. Por ejemplo, un niño no podrá atender a una tarea visual (como leer tranquilamente un libro) si su cuerpo le impide estar quieto (necesita estímulos de movimiento), o si su sistema auditivo capta ruido de obras en la calle y este estímulo le atrapa (su atención se desviará a ese ruido)…
Con terapia manual y diversos ejercicios que ayuden a la integración sensorial podemos intervenir para mejorar y regular esas informaciones sensoriales en el niño, y que pueda discriminar los estímulos que le llegan en beneficio de su atención.
Para que pueda darse el aprendizaje, lo primero de todo es tener la posibilidad de prestar atención.
Luego influye en gran medida el sistema visual, la capacidad de mover los ojos en todas las direcciones de forma coordinada y al mismo tiempo. Esto es necesario para que la imagen que nos llega a través de la visión sea clara, única y estable…. Cada ojo con sus seis músculos propios puede mostrar dificultades en las diferentes habilidades visuales como son fijación (de la mirada en un punto de forma estable), seguimiento (de objetos o para la lectura), y convergencia-divergencia (flexibilidad en los cambios de enfoque cerca-lejos). Para mejorar estas capacidades, a menudo tendremos que trabajar de forma conjunta con los optometristas.
Fallos en estos sistemas pueden dar dificultades en la lectura (tanto de reconocimiento como de comprensión lectora), dificultades en los cambios de enfoque entre la pizarra y el cuaderno, dificultades en seguimientos con cruce de la línea media, también despistarse con movimientos en el campo visual periférico (como distraerse con “el vuelo de una mosca”), mala caligrafía, escritura torcida, dificultades de alinear en filas o columnas, dificultad de copiar figuras o formas, inversión al escribir letras como “p” o “b” o números como “el 3”, apretar y marcar mucho el papel al escribir, cansancio rápido o adoptar malas posturas al leer o escribir, taparse un ojo al leer, etc. Todo esto puede ser consecuencia de déficits de funcionamientos de circuitos neuromotores…
Y de gran importancia, además, será el desarrollo y la maduración del sistema nervioso. Son de gran importancia estos “circuitos” nerviosos funcionales y de movimiento que en un principio son automáticos y que han de evolucionar y hacerse cada vez más voluntarios y complejos. Estos “circuitos” están presentes y tienen su función en los primeros meses de vida del bebé, para progresivamente hacerse más voluntarios, funcionales y complejos sin que generen interferencias en el neurodesarrollo normal del niño (postural, motor o sensorial). Esas interferencias pueden provocar que aparezcan dificultades en la adquisición de habilidades y capacidades más complejas como el equilibrio, la atención, la coordinación, el control corporal espacial , etc. que a su vez podrían dificultar la realización de otro tipo de tareas y demandas más cognitivas como la lecto-escritura.
Por ello, la madurez y el desarrollo óptimo del sistema nervioso del bebé y el niño influyen en todas estas habilidades.
En DNIÑOS a través de la fisioterapia, la terapia manual y un programa de ejercicios específicos junto con un conjunto de pautas y consejos para las familias y sus entornos podemos contribuir considerablemente a mejorar estas dificultades.